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No vale con ser bueno en sanidad

Lunes, 12.05.2014
Más allá de la relación entre el médico y el paciente, son muchos los motivos por los cuales un paciente puede no ir como se esperaba cuando ingresa en un hospital. A su propia idiosincrasia, no previsible, desde que ingresa hasta que se da de alta, existen múltiples actos rutinarios sobre un paciente que pueden intervenir de manera determinante sobre su proceso. Algo tan simple como un error a la hora de poner una medicación por parte de la enfermería, un error por parte de la dietista al prescribir la dieta, una mala planificación de la esterilización del material o un simple error al definir el campo quirúrgico puede determinar que un paciente susceptible sufra graves perjuicios sobre su salud sin que nada tenga que ver la prescripción o la acción del facultativo. Sobre todos estos actos es posible intervenir para tratar de controlar que se hagan correctamente.Los sistemas de calidad hacen que sobre todas estas cuestiones se establezcan mecanismos de seguridad a fin de que se asegure que la concurrencia de estos errores no se produce. Las instituciones sanitarias son de las más complejas de gestionar porque su funcionamiento tiene por una parte un componente no previsible, porque cada día atiendes pacientes diferentes, y por otra, necesita la participación de gran cantidad de personal con diferente cualificación en donde, si bien el medico lleva la voz cantante y, por tanto, es necesario que tenga autoridad funcional, cada trabajador que interacciona de manera directa o indirecta sobre el paciente puede interferir en la evolución de su proceso. [...]