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Idis en los medios

Una visión anticíclica. (F. Mugarza)

Miércoles, 02.01.2013
Muchos nos preguntamos por qué la sanidad está tan cuajada de mensajes políticos, muchos demagógicos, que olvidan la realidad, que no es otra que el desequilibrio creciente entre solvencia financiera e innovación constante y disruptiva. La innovación es incesante, ya que de ello depende la propia supervivencia de insustrias y empresas, y esto va a seguir siendo así, con lo cual llega la hora en que la evaluación de la dotación tecnoógica de la sanidad deberá ponerse encima de la mesa para que la sociedad conozca a qué novedades terapéuticas y diagnósticas tiene acceso con equidad e igualdad de oportunidades y a cuáles no. La demagogía no es buena para nadie, salvo para quienes la usan en beneficio propio y no con el fin último del bien común; qué fácil es decir que la sociedad tiene los avances en salud más punteros, para después interponer medidas que casi imposibilitan su acceso a pacientes y familiares. Todos conocemos ejemplos de tratamientos con fármacos eficaces, pero superarlos con creces por otros más novedosos, que presentan ventajas indudables respecto de sus antecesores, aunque, eso sí, son lógicamente más caros puesto que derivan de años de esfuerzo, incertidumbre e inversión ingente. Puede llegar la hora en que el desfase tecnológico y terapéutico con países de nuestro entorno sea tan grande que obligue a tomar medidas urgentes; entre tanto, el arbol de la política no nos deja ver el bosque que conforma la sociedad, que demanda cada vez más que se traten sus problemas reales, que se le informe y que de una vez por todas las administraciones se sienten alrededor de una mesa para configurar un Sistema Nacional de Salud que nos contemple a todos, priorice al paciente y sus familias, y sea garante de los resultados tanto en el ámbito público como en el privado. El mandato de la Consitución consagra el derecho a la salud y señala el Estado como garante de ese derecho, no como el provisor único; por lo tanto, dejemos la utilización demagógica del mensaje y procuremos más por aquellos que con sus impuestos o con su esfuerzo diario dotan de credibilidad y solvencia al sistema; ellos son los auténticos protagonistas. Diciembre de 2012 página 65

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