España necesita un sistema sanitario interoperable con cambios a nivel organizativo, tecnológico, operativo y cultural
- Las nuevas tecnologías facilitan y hacen más eficiente y efectiva la transmisión de la información. Sin embargo, se debe facilitar el discurrir del paciente entre sistemas de una forma voluntaria, con la libertad que le otorga disponer de sus datos e información clínica para para poder aportarlos en el momento y lugar que desee.
- La interoperabilidad permite que los pacientes puedan acceder a su información clínica, adquirir un rol más activo en el cuidado de su salud y una mayor autonomía en la gestión de su proceso asistencial.
- La receta electrónica privada permitirá que cualquier prescripción electrónica realizada en el ámbito privado pueda ser dispensada en cualquier farmacia del país. Esta circunstancia aportará agilidad en los procedimientos, seguridad y mayor adherencia terapéutica.
Madrid, 11 de junio de 2018.- Hoy en día el paciente no es el eje sobre el que pivotan los servicios que ofrecen los sistemas de salud, encontrando obstáculos para poder ejercer sus derechos contemplados en la Ley de Autonomía del Paciente, entre otras normativas de diverso rango. Asimismo, existen también problemas para profesionales y organizaciones, debido a que los facultativos acceden a la información clínica de los pacientes sin garantías absolutas de que en todos los casos esta se encuentre completa y actualizada; y, por otro lado, se detecta una cierta desconexión y falta de consenso entre los diversos agentes del sector implicados en un aspecto tan relevante como este para alcanzar un modelo digital unificado y accesible que por supuesto sea interoperable. Para Manuel Vilches, director general del Instituto para el Desarrollo e Integración de la Sanidad (Fundación IDIS), “todos estos problemas tendrían solución con sistemas interoperables que contribuyan a aportar confortabilidad al paciente, calidad y seguridad al servicio prestado, eficiencia en los recursos aplicados y, en definitiva, resultados a todos los niveles que nos permitirán ejercer un liderazgo transformador imprescindible en materia sanitaria; un liderazgo que nos corresponde y que hemos de saber recuperar llevando a cabo un cambio organizativo, tecnológico, operativo y cultural”. Así lo ha puesto de manifiesto durante su participación en la mesa “Interoperabilidad de la historia clínica, de la receta electrónica y de la tarjeta sanitaria. Debate político sanitario”, celebrada en el marco del II Congreso Andaluz de Derecho Sanitario que ha tenido lugar en Málaga y en la que el director general de la Fundación IDIS ha hecho un llamamiento a los representantes de los grupos parlamentarios con los que compartía presentación para que la clase política vea la necesidad de fomentar el desarrollo de la interoperabilidad.
Las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (TIC) hacen más eficiente y efectiva la transmisión de la información. Sin embargo, se debe facilitar que el paciente pueda discurrir entre sistemas de una forma voluntaria, con la libertad que le otorga el hecho de disponer de sus datos e información clínica para poder aportarlos en el momento y lugar que considere. De hecho, la Ley General de Sanidad y de Autonomía del Paciente le confiere el derecho a poder transitar y elegir libremente dónde ser atendido y, por lo tanto, los poderes públicos y los máximos responsables del entorno sanitario han de procurarle los medios necesarios para que pueda ejercerlo, sin ningún tipo de cortapisa ni barrera. En este sentido, “los pasos ya se dirigen hacia la interoperabilidad de los sistemas con la consecución de un objetivo evidente, que no es otro que hacer que el paciente sea el centro de toda nuestra atención y servicios, utilizando el potencial que nos ofrecen las TIC”, apunta el director general de IDIS.
El estudio Estudio de Interoperabilidad en el sector sanitario. El paciente como actor principal, que la Fundación IDIS llevó a cabo, mostraba el escenario actual de la interoperabilidad tanto a nivel nacional como internacional, en el que el 81,3% de los expertos entrevistados identificaba grandes oportunidades y ventajas a la vez que ciertas barreras legales y culturales, seguida de las organizativas -68,8%-, económicas y operativas -62,5%- y tecnológicas, con un 18,8%. En el mismo informe IDIS proponía un modelo de interoperabilidad organizativa que persigue posicionar al paciente en el centro de los procesos, sumar el mayor número de organizaciones sanitarias posible y materializar los grandes beneficios potenciales que se ofrecen para todos los agentes implicados. Según Manuel Vilches, “el paciente es el mayor beneficiario de un modelo de interoperabilidad clínica. La accesibilidad y capacidad de decisión sobre su información clínica le permite adquirir progresivamente un rol más activo en el cuidado de su salud y una mayor autonomía en la gestión de su proceso asistencial. Sin duda, esto repercute en que para los profesionales es más fácil la coordinación y la atención clínica de un paciente. Además, disponen de información fiable, más tiempo de consulta para dedicar a cada paciente y una mayor eficiencia y efectividad de los procesos clínicos, lo cual incide en una mejora evidente de los resultados de salud alcanzados”.
Este modelo atiende a seis ejes clave: el eje de información (en el que se definen las características de la información a compartir); el organizativo, en el que se sitúan los roles que se considera que deben asumir los diferentes agentes del sector sanitario en el desarrollo y puesta en marcha del modelo. En el eje de los procesos se contemplan los diferentes casos de uso que se presentarán para los principales actores involucrados: pacientes, profesionales sanitarios y proveedores de servicios, mientras que en el eje tecnológico se plasman los requisitos del modelo en cuanto a sistemas de información, seguridad y custodia de la información.
Por último, destaca el hecho de que para la puesta en marcha tras la fase piloto no se requerirán elevadas inversiones -eje financiero-, mientras que se considera que el eje normativo podría favorecer el desarrollo del mismo si la legislación recogiese la obligación, por parte de los proveedores sanitarios, de poner a disposición de los pacientes la información relevante que se genere en el marco de sus procesos asistenciales, así como establecer un plazo inferior al actual para ello.
En el marco de la interoperabilidad juega también un papel muy importante la receta privada electrónica, en cuyo diseño se está trabajando de forma consensuada con todos los agentes implicados en el desarrollo y que aportará agilidad, seguridad, adherencia terapéutica, además de “grandes avances en multitud de materias como la seguridad del paciente, investigación clínica, planificación, medicina personalizada y corresponsabilidad del paciente en la gestión de su propia salud”, asegura Manuel Vilches, reconociendo el valor de herramientas como ésta para la mejora del sistema sanitario futuro, a pesar de que queda todavía un largo camino por recorrer.